miércoles, 31 de agosto de 2011

Sobre la Mutilacion

Hay que mutilar los momentos. Vivir un momento y mutilarlo. Momentaneamente.

viernes, 12 de agosto de 2011

Una cancion de amor del año 2000


Y después de muchos años se encontraron. Ella entraba a un lugar y hacia rato que el estaba ahí, acariciando un gato, hablando a oscuras, despacito. Ella cerró la puerta y miro, no hubo respuesta. Siguió su camino subiendo la escalera. ¿Después de tantos años no tenes nada para decir? No es que yo tenga el don de la palabra, pero puedo decirte muchas cosas. Me gusta la idea de que le estas hablando al gatito. Siguió subiendo la escalera. No te salude porque ahora somos como dos extraños. Llego arriba y siguió caminando.

La última vez que se vieron fue en el teatro. Cuando apareció a ella le salto el corazón, y hasta puede jurar, muy bien no lo recuerda, pero puede jurar que le empezaron a temblar las manos. Cuando el se acerco a saludar, cruzaron dos segundos las miradas y ella supo que detrás de de todo había mucha bronca, lo vio por la forma en que se torcía un solo lado de la boca de el, en el momento exacto en que sacudía la mano, de lejos, mas para mantener la distancia que para saludar. Ella sintió esa mano como que la empujaba hacia atrás y la dejaba correctamente sentada para ver la función. La obra termino como todos esperaban que terminara, murió el protagonista y eso hundió en la tristeza final a todos los personajes. La luz se encendió y nadie se podía mover. Ella tampoco, y observo como toda la sala se congelo por unos segundos hasta que alguien en la tercer fila, no soportando el silencio necesito saltar de su asiento y agarrar su saco para dirigirse a la salida. Ella lo agradeció enormemente ya que eso fue lo que dio comienzo a la siguiente escena que era “la salida” y entonces ya nadie sentía culpa por no aguantar la densidad del momento y querer escapar de ahí. Ella, por suerte, aprovecho para levantarse de tal forma que le diera a el la espalda, a propósito, le diera la espalda, entera, gigantemente muda, y pensó que eso era todo lo que le iba a demostrar esa noche. Salieron con todo el grupo y subieron las escaleras al hall del teatro. La acción paso en cuestión de segundos. El saludó rápidamente a todos empezando por todos menos ella, a la que saludo ultima, con un abrazo y un beso de mentira, de esos que son “besos” pero en realidad son “choque de mejilla”, desinteresado, sin compromiso, con la rapidez que exigía el reloj, tener que irse y todas esas cosas. Ella contó tres milésimas de segundo de exacto contacto físico, sintió un perfume (nuevo, supo que era nuevo) y que el cuerpo se le abandonaba a ese contacto perfumado de tres milésimas de segundo, que se quedó sorda y no pudo reaccionar al ver, que mirándolo, ya no había bronca, no había enojo, ni cariño, ni conmiseración, nada de nada. Volvió en si, para pensarlo, cuando vio que se iba, que cruzaba la puerta, que solo quedaba un pie, y que ya no había nadie, ni un extraño. Como puede ser, casi llorando, ni una mirada que perpetúe, que clave aunque sea un poco, ni mirada de dolor. ¿Dolor no sentís?

A pesar de todo lo que ella sabe, hoy en día puede decir que no paso nada. Que lo abandonado a mitad de camino, en algún momento intento de historia, hoy se rebaja a “no paso nada” Si ella responde, dice nada y si el lo piensa, también dice nada. Y llegar al punto de convencerse que ni el cuerpo, ni el perfume, ni torcer la boca es suficiente, sino que no paso nada.

Que suerte que vos de esto nunca te vas a enterar, piensa ella alegrándose de esa carta que nunca va a mandar. 

jueves, 28 de julio de 2011

Y quedarse con la idea de que lo que mas miedo da no es que no se pueda construir mas como si el amor fuera un edificio, que se puede eventualmente derrumbar, si no que no se pueda seguir cavando, un pozo, profundo y oscuro, lleno de secretos, que es el amor. Y que si se acaba, no se puede tapar, sino que perdura para siempre, así, vacío para toda la vida.  

viernes, 22 de julio de 2011

Casandra y Elena

Dos personajes en escena. (Casandra y Elena)

Casandra se adelanta, quiere decir algo y se detiene en seco.       

Elena: Hoy es el día que Casandra y yo pasamos a ser la misma persona. Unidas en el punto final y el comienzo de todo. Unidas por la mutilación de las partes y el nacimiento de la carne. Este es un experimento, dividido en dos etapas: la primera parte es el desarrollo, la evolucion del experimento. Y la segunda parte es la conclusión. Nosotras ya lo sabemos. Falta demostrarlo. Para el desarrollo hay una sola consigna: NO ME DEJES.

Casandra cae al piso.

Elena: Puedo Mentir. Puedo mentir con la boca, pero se que mis ojos dicen otra cosa. Esta es una de mis personalidades hablando. (silencio) Ahora si, una habitación amarilla. En silencio. Solo se oye un piano lejano.

Se ilumina una habitación amarilla y se oye un piano lejano.
Entra en la escena Elena
Un Hombre prepara una valija. Elena llora sentada en la cama.

Elena: yo puedo enumerarte todo lo que se de vos, puedo decir que soy vos y contarte toda mi vida, con exactitud, todo lo que se, puedo recordar todo perfectamente. Y contentarme con verte reír. (como si fuera el hombre) Te cuento donde esta mi hermano, de donde es mi abuelo, cuantos somos en la obra, de que es mi acolchado, porque hoy no tengo shampoo, que como los lunes, martes y miércoles. Puedo enseñarte muchas cosas, si te encanta.

Hombre: Basta Elena, no me voy a quedar.

Elena (se adelanta): Aunque parezca que no, yo soy conciente, eso fue parte de una ruina, de la rutina. Me gustaba la palabra amante, me gustaba decirte ¿vamos?, si. ¿Cuantas veces estuvimos? ¿Y cuantas veces lloramos? No quiero que me llames mas, me da culpa. Acidez me da. Antes pensaba en vos y me daban ganas de vomitar. (al hombre) Puedo estar vestida de cualquier forma, o desnuda también. ¿y que si creo que eso esta mal? ¿y si creo que esta bien? (le agarra la mano)

Hombre: (le da un beso en la frente y se va) Adios.

Elena: En algún momento de la noche voy a mirar la luz entre la persiana o dormir y soñar que los ruidos de afuera son la música de un teatro, que nos están mirando desde abajo Ágata y Ro. ¿Puedo bañarme en tu casa? (¿Ella también se habrá bañado?) Seguro que si hay algo que no sabe es que tu animal es el gato, claro, es el animal de la soledad.

Casandra se levanta (Se sienta a escribir y lee en voz alta): Soñé que venias. No me acuerdo mucho mas, supongo que no pasaba mucho, y pasaba mucho. Al otro dia soñe que yo iba a tu casa. Y siempre me acuerdo de vos, siempre esta esa brecha entre lo que paso en el poquito tiempo que nos vimos en presente y de eso futuro que aparece en la imaginación y que no lo puedo explicar muy bien. Pero no me niegues que estamos conectados. 

Elena: No lo niegues. 

jueves, 28 de abril de 2011

Cada vez escribo peor.-

Sobre después de atender el teléfono y que no te reconozcan la voz.
Y te juro que me duele, y aunque no quiera, me duele igual.
Siempre lo mismo, la misma gente, las mismas palabras, la lluvia cae para mojar lo mismo. No cambia, no tiene ganas de cambiar, y quiere seguir, seguir. No es que yo tenga el don de la palabra, pero puedo decirte muchas cosas y puedo verte oírme y también puedo vengarme. Te olvidaste con tantas idas y vueltas? Te olvidaste de la belleza de los momentos? Y te olvidaste de la energía inexplicable y te olvidaste del esfuerzo y de todo lo que yo te valgo?

lunes, 4 de abril de 2011

Fragmento para leer en la puerta de un baño publico

Que habrá pasado con el delirio? Que habrá pasado con los trenes y todo eso? Que habrá pasado con los sinsueño? Que con la insatisfacción? Y que con las fechas, y los días que faltaban para? Y con todo eso que nos daba ganas de seguir? Para donde todo eso?
Y que paso con los gritos?
Que paso con los corazones que no se pueden descifrar?
Quedan en un papel, psicología.
Arte psicología, arte afloje, arte consuelo.
Sin todas esas idas y vueltas que hubiera sido de nosotros.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Segunda parte.

No me canso de decirlo, te amo.
Me acorde del cuartito, esas dos escaleras. Alguna vez me subiste a caballito y las subimos, yo estaba descalza, el piso estaba frío. La puerta de la terraza era negra y había que golpearla. Me acuerdo, entramos, tu cuartito, tu casa, tu templo, pensé que era tan vos, tenia tu olor. Nos tiramos, nos abrazamos. Me dijiste cosas al pasar, cosas que no pasaron mas. Yo me estaba yendo de viaje. Pensé que no nos veríamos mas, venia tu cumpleaños y yo no iba a estar. En Bariloche me esperaba otra historia, pasar año nuevo entre gente desconocida tampoco era mi plan, pero tuve que hacerlo. Sabia que allá había una hamaca lejos de donde estaba parando que me traía buenos recuerdos, vivía ahí. Llevaba mi música, miraba esos paisajes, yo nací ahí. Hace poco pase por una plaza y olí ese olor que solo hay en Bariloche. Se me llenaron de lágrimas los ojos. Volví caminando a mi casa, me acompañaste, descubrimos que esta calle unía mi barrio con el tuyo y que en cinco, ocho cuadras, se achicaba todo capital. Legue a mi casa a terminar mi bolso. Me acuerdo que no pude dormir, solo tomar mate, a las diez salía el micro. Me la pasen leyendo ese viaje, leí Rayuela. Que melancolía. Eran tiempos raros. ¿Que me había pasado en dos meses?
Aunque parezca que no, yo soy conciente, eso fue parte de una ruina, de rutina. Me gustaba la palabra amante, me gustaba decirte ¿vamos?, si. ¿Cuantas veces estuvimos? ¿Y cuantas veces lloramos? No quiero que me llames mas, me da culpa. Acidez me da. Antes pensaba en vos y me daban ganas de vomitar. 

Claro, uno aprende, que el cuerpo se cansa, se enferma, muere. Mas que la mente quizás. No es para siempre, o es para siempre. Hay cosas que son para siempre. Solo que uno no entiende la inmensidad del para siempre. Se viene una vida para siempre. Una y otra vez, volver a los mismos lugares, las luces blancas, los mismos sonidos. Para siempre.

Hay lugares que uno no conoce hasta que lo siente.
Hay sonidos que solo se ven con el dolor.
Hay cosas que solo quedan registradas en el cuerpo.

23 de septiembre de 2010. 14.14hs.


 Las hojas secas solo hacen ruido porque uno las puede escuchar.

Seguidores

Etiquetas